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Mostrando entradas de abril, 2011

Cotton.

– Vamos, Cotton –le ordené en inglés. El perro me siguió, decidido, sin atreverse a adelantarme. Volvíamos al puente a pasar la noche, después de haber estado todo el día mendigando en el metro y ganar apenas lo suficiente para comprar un bocadillo, que tendría que compartir con mi nuevo acompañante. Ese chucho pulgoso estaba conmigo desde hacía menos de una semana y ya le apreciaba como si realmente fuese mío. Nos hacíamos compañía mutuamente y no me pedía nada a cambio, solo un poco de atención, agua y algo que pudiera llevarse a la boca desdentada. Me giré para mirarle y alzó la cabeza, con sus ojillos negros brillando en la oscuridad mientras agitaba la cola de un lado a otro, como si de un látigo se tratase. Sonreí. Me puse el gorro de lana en la cabeza, para así protegerme las orejas del helor que se apoderaba de la ciudad y guardé mis manos dentro de los los bolsillos de los pantalones viejos, procurando calentarlas. No faltaba mucho para que llegáramos a nuestro destino