Flotaba. Su cuerpo inconsciente era arrastrado hacia las profundidades del océano. Cuando abrió los ojos, percibió sombras a su alrededor. Estaba mareado y le pitaban los oídos debido a la gran explosión. Inspiró hondo, pero sus fosas nasales se inundaron con agua de mar. Comenzó a toser. Se ahogaba. Su parte más racional le recordó que moriría en poco tiempo y puso remedio. Salió a la superficie haciendo un esfuerzo inhumano, pues había perdido las fuerzas. Abrió la boca y tomó una enorme bocanada de aire, mas sus pulmones se llenaron de humo y ceniza. Justo en frente de él, su navío ardía en mitad de la noche. La imagen pertenece a Ari Suonpää . Para verla con mejor calidad, pincha aquí .