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Mostrando entradas de febrero, 2012

Soy un bruto, un cromañón y un completo gilipollas.

–¿Qué, qué? –Yanko me miraba con los ojos como platos, anonadado, mientras que en sus labios empezaba a vislumbrarse una sonrisa cómplice.– ¿Vas en serio? Héctor le pegó un puñetazo al capó de su coche, fuera de sí. –¡Joder, Sun! –vociferó.– ¡Te lo dije! ¡Te dije que ese maldito pelirrojo no era de fiar! Le miré asustada. Cuando se ponía en plan energúmeno daba verdadero miedo. –No ha sido para tanto. –intenté quitarle importancia de algún modo.– Le estás dando un significado incorrecto a sus actos. –¿¡Un significado incorrecto!? –el rubio se quedó boquiabierto.– ¿¡Es así como llamas a que te sujete y te acaricie en contra de tu voluntad!? Ahora fui yo la que se quedó sin palabras. Dicho de esa forma parecía un acto sucio y despreciable. Se me revolvieron las tripas. –No hables de él como si fuera un depravado. –espeté, indignada.– No fue así como ocurrió y lo sabes de sobra. Me sujetó la mano y me la acarició. La mano, no mi anatomía íntima. ¿Dónde está el problema? –