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Soledad.

La soledad era tan aplastante que se asfixiaba. Se sentía aprisionada en ese lujoso ático, –situado en la zona céntrica de la ciudad–, que poco a poco se convirtió en su cárcel particular, cortándole las alas y oprimiendo su libertad.
Aún no habían pasado ni treinta otoños desde que su madre la trajo al mundo, pero era el tiempo suficiente que había necesitado para estudiar, conseguir un buen trabajo e independizarse. Sin embargo, a su corta vida le faltaba algo: la última pieza del rompecabezas.
Se sentó en la silla del comedor, enfrente de la mesa, contemplando la luna en su máximo esplendor por el vano de la puerta abierta que daba al balcón. Frunció el ceño. Por más que se estrujaba los sesos no era capaz de encontrar la pieza que le faltaba a su vida. Tenía todo lo necesario para ser feliz, pero aún así había algo que se lo impedía. Un agujero negro demasiado grande en lo más profundo de su ser.
Se dirigió a la cocina, dispuesta a beber un trago de agua para que se le desatascara el poderoso nudo que estrangulaba su garganta. El líquido descendió con dificultad por el esófago, refrescándole levemente las entrañas, pero sin llegar a aliviarle el dolor. Se apoyó contra la encimera y agachó la cabeza, ocultando su rostro bajo una cortina de pelo negro, intentando disimular una lágrima salada que descendió apresurada por su mejilla hasta colisionar contra el suelo marmóreo. En ese momento, una fina corriente de aire le acarició el rostro, haciendo hondear varios mechones de su cabello. Alzó la cabeza, desconcertada y caminó nuevamente hacia el comedor, donde comprobó que las cortinas blancas que cubrían el vano del balcón se agitaban con suavidad, al son de un viento demasiado sutil como para causar frío.
Entonces lo vio claro.
Se enjugó las lágrimas y salió al exterior, dejando que la luna cubriera su piel con tonos plateados. Agarró la barandilla con las manos y miró al vacío. No había nadie en la calle, puesto que era demasiado tarde y la gente dormía plácidamente en sus camas.
Con cierta torpeza consiguió sentarse en la fina barandilla, dejando sus pies descalzos suspendidos en el aire. Una nueva brisa agitó dulcemente su pelo, refrescando sus pómulos enrojecidos. No se lo pensó dos veces, y antes de que la cobardía se apoderase de ella saltó al vacío, sintiéndose durante unos segundos más libre que nunca, recuperando esas alas que habían permanecido escondidas durante demasiado tiempo.

Comentarios

  1. Oh. dios, es precioso....
    Me ha encantado :)

    Un beso, K.

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  2. Muchas gracias, Kirtashalina.
    Otro beso para ti. :)

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  3. En serio?, no pondré en duda que es un buen relato, pero sinceramente, ¿qué tiene de precioso que alguien sea tan cobarde de no afrontar una realidad y tirarse al vacío?,mucha gente vive sola, y lo que hacen es comprarse un gato, otra forma de evadir su propia realidad...además, esto es un mismo final en distintas historias, que se ha usado tanto, que se aborrece.En mi opinión, un relato bien escrito, que transmite, pero demasiado visto, poco original.

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  4. A pesar de todo, sabes hacer lo más difícil, voy a ver los demás relatos.

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  5. Gracias por tu crítica, la tendré en cuenta para futuros relatos.
    Con respecto a tu pregunta, hay mucha gente que está deprimida y que no sabe como superarlo y muchas veces "un gato" no te aporta la compañía que realmente necesitas, porque si te faltan amigos o amor, un animal (por muy cariñoso que sea) no va a cubrir ese vacío. Con esto no digo que el suicidio sea la solución (obvio) es simplemente un relato inventado, (como los otros).
    P.D: Yo a las personas que se suicidan no las considero cobardes, simplemente considero necesitan ayuda para salir del pozo y si no "pueden" buscarla por ellas mismas o nadie se ofrece a echarles una mano, es normal que lo hagan, ya que sienten que no les importan a nadie.
    P.D.2: Aún así, acepto tu crítica y la tendré en cuenta para próximos relatos.

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  6. Me ha gustado muchísimo tu forma de plasmar las emociones en el relato, me han entrado hasta escalofríos! Sigue así, llegarás lejos! =)

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  7. Un relato impactante, por el argumento.
    Bien expresado, con buen vocabulario y buena ortografía.
    ¿Originalidad? En la forma de llevarlo, en las escenas. No hay dos escritos iguales, no hay dos sentimientos iguales.
    Un placer leerte.
    Por último, me gustaría invitarte a mi pequeño rincón... :)

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  8. Muchas gracias. :) ¡Claro, ya sabes que me encanta tu blog! ñ_ñ

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