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Las consecuencias de una escapada al anochecer.

La hierba estaba fría, podía notarlo. Sus pies descalzos se humedecían con las pequeñas gotas de rocío que brillaban bajo el cielo estrellado. Alzó la vista para contemplar la calma que reinaba aquella noche sobre su jardín y descubrió que ninguna nube oscura amenazaba con ocultar la luna llena.
Sonrió sin saber porqué, percibiendo cómo su estómago se agitaba en su interior.
Dirigió su mirada hacia el lindero del bosque, que comenzaba justo donde el jardín tocaba a su fin. Tenía una sensación extraña. Algo en su interior la impulsaba a saltarse las normas y perderse entre los árboles, ignorando las advertencias de sus seres más allegados.
Se mordió el labio inferior, dubitativa.
A pesar de que su casa era la más alejada de la villa nunca le había pasado nada. Las leyendas que los pueblerinos se empeñaban en inculcarle no eran más que eso; leyendas. Simples mitos para apaciguar a la gente, para hacerla débil frente a un miedo irracional e inexplicable.
Su corazón empezó a bombear la sangre con rapidez, motivado por la excitación de la desobediencia.
Cerró los ojos e inspiró profundamente, procurando calmar los nervios y relajar su respiración. Cuando volvió a abrilos su decisión estaba tomada. Echó un último vistazo a la casa de madera que había tras ella, esperando regresar al alba.
Sus pies descalzos marcaron la hierba con delicadas huellas, mientras vestido y piel absorbían la humedad que las briznas soportaban.


* * *


No sabía con exactitud el tiempo que llevaba caminando. No sabía ni siquiera hacia dónde se dirigía y, sin embargo, era consciente de que con cada paso que daba se alejaba más de su hogar.
Inclinó la cabeza hacia atrás en busca de las motas de luz que manchaban el cielo para poder orientarse, pero comprobó con cierta desilusión que las copas de los árboles eran tan frondosas que apenas dejaban traspasar el resplandor de la luna.
Se puso en marcha automáticamente, con determinación pero sin rumbo fijo. Quería llegar a algún lugar, no sabía a cuál, pero estaba convencida de que el bosque tenía que terminar en alguna parte. Sentía curiosidad por saber qué había al otro lado, por descubrir nuevas villas o campos verdes.
Sus pies intentaron avanzar con mayor rapidez, pero la abundante maleza que se interponía en su camino la retrasaba enredándose en sus tobillos. Además, la poca luz que se filtraba a través de las copas de los árboles apenas servía para iluminarle el camino, por lo que sus fuerzas acabaron abandonándola antes de lo previsto.
Cuando sus piernas estaban a punto de flaquear retiró las últimas ramas que le cortaban el paso. Sonrió con cierta satisfacción al descubrir un pequeño lago situado en medio de la nada. Decidió tumbarse bajo uno de los inmensos árboles que rodeaban el claro para descansar durante unas horas. Cerró los ojos de manera inconsciente, presa del cansancio.
A pesar de que no había percibido la presencia de ningún animal durante su recorrido, sabía con certeza que un bosque tan exuberante como aquel tenía que albergar algún tipo de ser vivo en su interior.
Cierto temor recorrió su cuerpo, pero Morfeo fue más rápido y la sumió en un profundo sueño.


* * *


Despegó los párpados con lentitud, todavía bajo los efectos que el agotamiento le había producido. Miró a su alrededor un tanto desconcertada, buscando en su memoria diversos recuerdos para poder reconstruir el camino que había seguido hasta llegar a ese extraño lugar.
Se frotó los ojos con los dedos para terminar de espabilarse, consciente de que pronto tendría que ponerse en marcha de nuevo si quería llegar a casa antes del amanecer. No obstante, algo la hizo detenerse en seco cuando empezaba a levantarse, apoyándose en el grueso tronco del árbol para sostenerse en pie. Dejó de respirar durante unos segundos, percibiendo con total claridad los circuitos que hacía la sangre para poder llegar a todo su cuerpo. Tragó saliva, un tanto asustada, pero intentó recobrar el aliento lo antes posible.
Junto a la orilla del lago había un animal bebiendo de sus aguas con delicadeza. Un caballo completamente blanco cuyo cuerpo esbelto desprendía un suave haz de luz, como si fuera un aura. Cerró los ojos, procurando calmar los latidos de su corazón. Sabía que no era un caballo cualquiera; el cuerno en forma de espiral que adornaba su frente lo delataba.
Un unicornio.
Nunca antes había visto uno, pero sabía que existían. Las leyendas que le contaban las personas de la villa también hablaban de ellos y, sin embargo, eran ese tipo de historias las que se creía, dejando a un lado las desagradables monstruosidades que se describían en muchas otras.
Cuando abrió los ojos de nuevo descubrió que el animal caminaba hacia ella con una elegancia difícil de igualar.
La había visto, y se acercaba con cautela y decisión a partes iguales.
A pesar de que en aquellos cuentos infantiles de hadas se decía que eran animales pacíficos y muy poco comunes, el puntiagudo cuerno que portaba ponía en duda dichas palabras transmitidas de generación en generación.
Retrocedió un par de pasos, asustada, topándose de pleno con el tronco del árbol. Una extraña parálisis recorrió todo su cuerpo, tal vez producida por el miedo o tal vez por la belleza que desprendía el majestuoso animal.
No tardó en llegar hasta ella, acortando la distancia que los separaba y reduciéndola a un metro escaso. Comprendió que la estaba estudiando; los ojos negros del animal la observaban detenidamente, sin parpadear. Separó los labios con asombro cuando descubrió en ellos una inteligencia poco común en los animales que la dejó turbada.
Alzó la mano cuidadosamente para intentar acariciarle el hocico, sin hacer movimientos bruscos. El unicornio seguía mirándola sin inmutarse, hasta que finalmente se inclinó hacia ella para facilitar el contacto.
Dio un respingo cuando le aproximó el cuerno, temerosa, pero pronto se recobró al notar la suave quijada del animal en la palma de su mano. Un agradable cosquilleo ascendió por su antebrazo, recorriendo su hombro hasta expandirse por todo su cuerpo.
¿Magia?
Se sintió extraña; más fuerte, recuperada. Las secuelas que le había dejado el cansancio habían desaparecido repentinamente, sin lógica alguna. Su mano recorrió la frente del animal de manera automática hasta alcanzar las crines plateadas que recorrían su cuello. Parpadeó varias veces seguidas, percatándose de que la luz que proyectaba la luna no era comparable a la hermosa aura del unicornio.
Siguió admirando su increíble belleza durante unos segundos más, maravillada, hasta que el animal decidió retroceder varios pasos. Frunció el ceño, desconcertada, pero su respiración se cortó súbitamente cuando la criatura empezó a convulsionarse. Se llevó las manos a la boca, asustada y preocupada por él, pero fue incapaz de moverse. La parálisis había vuelto a aparecer, adueñándose de sus músculos sin contemplaciones.
Observó horrorizada la transformación que estaba sufriendo el unicornio, sintiendo dolor como causa principal de su empatía. Sin embargo, puso los ojos como platos cuando vio ante ella a un hombre albino completamente desnudo, dejando al descubierto su constitución atlética.
La última imagen que capturaron sus retinas antes de desmayarse fue la mirada inteligente que le lanzó el híbrido, tan negra como las profundidades del océano.

Comentarios

  1. Sí que es innovador, sí. Pero debo confesar que me ha gustado mucho y me ha sorprendido gratamente la originalidad del argument. Estamos acostumbrados a ver y leer historias de vampiros, hombres-lobo, pero no hombres-unicornios. Buen trabajo. Un beso!

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    1. Muchas gracias, Athenea, me alegra que te haya gustado.

      La verdad es que he intentado hacer un relato diferente, que saliera de los "típicos" de fantasía que se suelen ver normalmente.

      Gracias por valorarlo. :)

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  2. Debo y necesito felicitarte, me has transportado a otro lugar con solo leer le fragmento, solo puedo decirte que al terminar de leer tenía ganas de seguir leyendo, y eso es algo que ultimanente no me pasa. Gracias, por dejarme ver otro rincón de tu imaginación.


    Besos.
    Serela

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    1. Jo, Serela, muchísimas gracias. Me alegra haber conseguido meterte tan de lleno en el relato. Me siento muy halagada.

      Gracias a ti por leerme y dedicarme parte de tu tiempo.

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  3. Me ha recordado un poquito a Memorias de Idhún, pero de todos modos me ha gustado mucho (:
    A mí, personalmente, me han entrado ganas de conocer a un unicornio, ¡y si se transforma después en un hombre albino pues muchísimo mejor! jajaja x)

    Aunque, una cosa: los caballos no ven lo que tienen frente a ellos (bueno, si está a varios metros algo distinguen), sino a los lados. Por ello, cuando el unicornio la mira, en teoría estaría como de perfil, así que no la apunta con el cuerno, y además ella sólo vería uno de sus ojos.

    Tengo muchas ganas de leer más cosas tuyas (:
    Un beso enorme.

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    1. Sí, eso lo sabía, pero quedaría muy raro describir esa posición, por lo que he decidido hacer esa escena mas "simple" y concreta.

      Gracias de todas formas por decírmelo. :)

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  4. Me ha gustado muchísimo el relato. Como Serela, he sentido que estaba allí, esa noche tan tranquila, la hierba húmeda mojándome los pies... lo has descrito de una manera real y perfecta.
    El final me ha sorprendido mucho. Nunca he leído relatos de hombres-unicornio. Te felicito por tu originalidad. Como a Kirta, me ha recordado un poco a "Memorias de Idhún", sobre todo cuando la chica acaricia al unicornio y se siente recuperada.
    Un beso.
    PD: te he visto un fallo aquí: "Sonrió sin saber porqué, percibiendo como su estómago [...]". "Cómo", en esta ocasión, va con tilde. :)

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    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado. La verdad es que ahora que lo decís, a mí también me recuerda a Memorias de Idhún (esa parte que has nombrado, el resto no le veo parecido).

      Muchas gracias por decirme el fallo, ya lo he corregido. Y muchas gracias también por pasarte a leerme. :)

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  5. Buena técnica. Envolvente. Creativo. Aunque echo de menos un poco de profundidad.

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  6. Hola Sunny!! Siento el retraso, bueno he de decir que es un relato preciosísimo. Me ha encantado y el final ha sido tan... bonito!!! Ainsss Qué guay que el unicornio no solo fuera eso, sino también un hombre XDD Y encima albino!!! =D Es genial, mse sale de los estereotipos y además es muy mágico y especial. Qué chuilada de relato XDD Un besote y que sepas que me has sorprendido gratamente ^.^

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