Subí al vagón de un salto, justo antes de que se pusiera en marcha, arrastrando tras de mí una pesada maleta marrón. Caminé por el estrecho pasillo con rapidez, buscando un asiento libre donde poder sentarme a descansar. Finalmente encontré un sitio al fondo, donde había una mujer con la cabeza apoyada contra el cristal, durmiendo tranquilamente. Un niño de unos diez años le hacía compañía en silencio, mientras leía con atención un diario de tapa dura. Me senté justo enfrente de la joven, que seguía con los párpados caídos. El muchacho alzó la vista del libro para clavarla en mí, escrutándome con sus ojos claros durante unos segundos antes de volver a su estimulante lectura. Recosté la cabeza en el incómodo respaldo y miré por la ventana; los campos verdes se alejaban con lentitud conforme el trasto mecánico avanzaba parsimoniosamente. Contemplé durante casi una hora el alegre paisaje bañado por los rayos del sol veraniego, hasta que finalmente decidí hacer algo más provechoso: abrí la cremallera de mi maleta y saqué un bloc de dibujo, junto con un pequeño estuche con varios tipos de lápices y una goma de borrar. Me crucé de piernas y apoyé el bloc en la rodilla izquierda, abriéndolo y pasando varias hojas con dibujos hasta encontrar una en blanco. Observé a la chica que tenía delante; seguía en la misma posición debido a un profundo sueño. Sonreí levemente y empecé a retratarla. El niño alzó varias veces la vista del diario, azotado por la curiosidad. Le ignoré, centrándome en hacer un retrato que se ajustase lo máximo posible a la realidad. Borré varias líneas para hacerle el rostro más ovalado, mejoré la nariz y tracé unos finos labios relajados, los ojos con una línea apenas perceptible, adornados con unas frondosas pestañas en forma de abanico, el pelo recogido en una trenza ladeada, mientras que varios mechones rebeldes descendían por su frente como lianas. Pinté las sombras con un lápiz más blando, dejando claros en las zonas de luz y sacando brillos con la goma. El muchacho se levantó y se sentó junto a mí, con el libro abierto sobre sus piernas mientras miraba curioso mi trabajo casi terminado. Observé de reojo la letra redondeada y elegante del diario, perteneciente a una mujer, mientras mi sonrisa se hizo más amplia.
–¿No sabes que está mal leer los diarios ajenos? –pregunté, añadiendo los últimos detalles al dibujo.
El niño frunció el ceño, provocando que sus cejas rubias se juntasen en una sola.
–¿Y tú no sabes que está mal mirar fijamente a una chica durante tanto tiempo?
No pude evitar reírme, pensando en lo dañina que podía llegar a ser la ignorancia.
Terminé el dibujo en cuanto puse mi firma en una esquina del papel, así que decidí arrancarlo del bloc y entregárselo al muchacho.
–Dáselo cuando despierte –le ordené, todavía con la sonrisa en los labios.
Guardé el material en la maleta y me levanté del asiento, caminando hacia la salida para esperar a que la locomotora se detuviese en la nueva ciudad. Una vez en la estación, caminé sin rumbo fijo, cuestionándome si el niño le entregaría el dibujo a la joven que le acompañaba, o si por el contrario decidiría romperlo. Ninguna de las dos opciones me importó. Me giré para ver cómo la gente terminaba de salir de los vagones y cómo el trasto silbaba y echaba humo por la chimenea. La locomotora se puso nuevamente en marcha, alejándose de la estación con su característica lentitud hasta su próximo destino.
¡Magnífico! Espero que el niño decidiera dárselo a la joven :)
ResponderEliminarSiempre he envidiado la habilidad de algunas personas a la hora de retratar a alguien... :S
¡Muchas gracias, Hayley! ;)
ResponderEliminarYo estoy en 2º de Bachiller Artístico y te aseguro que es dificilísimo, pero bueno, todo se consigue a base de practicar, practicar y practicar. XD
¡¡¡Cómo se nota que eres una artista!!! Me encanta cómo describes y redactas los relatos. Y también, que no escribes sólo sobre una temática concreta, sino que vas variando. ¡¡Estupendo trabajo!!
ResponderEliminarJo, Athenea, muchísimas gracias. :')
ResponderEliminarPara nada me considero una artista, pero espero conseguirlo algún día. :) Me alegra mucho que pienses eso de mí.
Desde luego las dos conseguís subirme la autoestima bastante.
Muchas gracias, chicas. (L)
¡Me gusta! ¡Las descripciones son buenisimas! Y me encanta el final, que no sepa si se lo dara o no, ¿que pensara ella cuando despierte y el niño se lo de?, y ¿que habra descubierto el niño leyendo el diario? O, simplemente, ¿que relacion hay entre el niño y la joven?
ResponderEliminarMuy buen relato :)
Sublime :)
ResponderEliminarUh O.O Genial, estupendo! (:
ResponderEliminarMe gustaría llegar a dibujar y retratar así algún día ^^ Aunque será difícil... xD
Un beso, espero el siguiente relato!
Los trazos del relato y del dibujo se mimetizan!!
ResponderEliminar:D
Soy Kate
Este tipo de historias que dan tanto que pensar em gustan mucho :)
ResponderEliminarNo importa si se lo da o no, lo importante es que he podido disfrutar de una buena lectura xD.
Te sigo, por cierto! Y puedes pasarte por mis blogs cuando quieras:
http://palabrasformandohistorias.blogspot.com
http://escueladecombatenovela.blogspot.com
Besoss!
Hubiera estado bien saber si el niño le entrega o no el dibujo a la muchacha ... espero que haya otro relato en el que se encuentren casualmente y saber si se lo dió o no.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho =)
Las descripciones han estado bien, sobre todo la parte en la que escribes como el chico dibuja lineas, sombrea y le pone brillo con la goma.
Un beso
¡Hola! :)
ResponderEliminarSi no he especificado si se lo entrega o no es porque lo dejo en un final abierto para que el lector se imagine lo que quiera y saque sus propias conclusiones. :D
ME ha encantado y acabo de leer que estas en 2º de bach. artístico... ¡Yo igual! y estoy muertita de miedo... XD
ResponderEliminarMe gusta como escribes. MUcho animo y un abrazo enorme!
Como de costumbre, genial!! Me gusta pensar que el niño llegó a darselo y que ella se emocionó al ver el retrato. Muy bueno, sí señor.
ResponderEliminarBesos!!