—¿Sabes?
A veces el invierno es un estado de ánimo.
Le
vi sonreír. Todavía no me acostumbraba a que sus labios se curvasen levemente
en mi dirección. Me resultaba muy complicado creer que era la dueña de sus
sonrisas, que me pertenecían.
—¿Por
qué dices eso?
El
sol empezaba a ponerse cuando me acarició el rostro. Algunos copos de nieve se
me habían quedado colgando de diversos mechones del pelo, decorándolo como un
árbol de Navidad.
Me
encogí de hombros al escuchar su pregunta. El frío me había enrojecido la piel.
—Es
así —murmuré. Una nube de vaho abandonó mis pulmones—. A veces las personas
sufren un letargo indefinido. Duermen. O mueren, no sé. No son ellas. Tal vez
necesitan el empujón de una tercera persona. O un pinchazo. O una bofetada, ya
me entiendes. Algo que las despierte.
Él
volvió a sonreír. Sentí que la sangre se volvía más cálida debido a un efecto
rebote. Era preocupante lo que me hacía sentir con una mera curvatura de sus
labios.
—Te
entiendo —él también expulsó vaho. Su aliento me llegó cálido y agradable—.
Pero tú eres primavera.
Se
inclinó para besarme. Y lo hizo.
OMG. Me ha encantado las sensaciones que recreas en un texto tan breve, es un relatito muy cuco. Me ha recordado un poco a Norae Lebowski, no sabría decirte muy bien por qué. Puede que por las frases cortas y sencillas, muy expresivas.
ResponderEliminarUn beso. <3