Saga: 3/3.
Guión:
Paul Tobin.
Ilustración:
Juan Ferreyra.
Editorial: Hidra.
Traducción: Jaime
Valero.
Género: cómic, terror.
Número
de páginas: 152.
Encuadernación: tapa blanda.
Gama
cromática:
policromía.
Precio: 15’95€.
Sinopsis
(contiene spoilers de las dos primeras entregas.
No la leáis si estáis interesados en la trilogía):
Nimble Jack ha vuelto para sumir Boston en la
locura, y solo Declan Thomas puede impedir el desastre. Cada vez que usa sus
habilidades sobrenaturales, cada vez que se esfuerza por mantener su cordura,
Declan se va enfriando. Poco a poco, pasito a pasito, se va acercando a los
cero grados. Exhausto y al límite de su cordura, ¡Declan busca el equilibrio
entre la locura y una muerte asegurada!
Opinión
personal:
Tenía muchas ganas de terminar la trilogía de
Colder y he de decir que el desenlace
no me ha defraudado. No puedo hablar del argumento sin hacer spoilers de los dos primeros cómics, así
que voy a pasar directamente a lo bueno y lo malo de esta última entrega.
Puntos negativos:
No le he visto ninguno grave, la verdad. Esto
es algo poco frecuente en mí, puesto que siempre le saco puntilla a todo. Lo
único que puedo señalar es que el villano de esta entrega no me ha parecido
original. Creo que se nota en qué personajes está inspirado y es un poco
cliché. Pero bueno, esto es bastante subjetivo. Es posible que a cualquier otra
persona le encante.
Puntos positivos:
Una cosa que quiero resaltar sí o sí es la coherencia estética del cómic y de la
saga entera: se utiliza una gama cálida para el «mundo normal» —me flipa
cómo está hecha la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles— y
una gama fría, oscura, para el mundo paralelo de la locura.
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Una de las imágenes que aparece en Mala semilla. |
Siguiendo con el nivel estético, me he dado
cuenta de que en este último volumen se
ha innovado no solo en la forma de las viñetas, sino en su disposición. Por
ejemplo, hay algunas viñetas que, para poder leerlas bien, tendréis que girar
el cómic, darle la vuelta, etc. También hay un momento en el que tendréis que
poner el cómic frente al espejo y leerlo en la imagen reflejada. (De esto no os
pongo imágenes porque quiero que lo descubráis vosotros y lo disfrutéis por
primera vez).
Asimismo, hay unos planos, unos ángulos y una composición que son ex-qui-si-tos.
Además, aparecen unas metáforas visuales
alucinantes que crean un surrealismo muy consistente y, en mi opinión, de
gran calidad. (No estoy muy segura de si en los anteriores cómics había este
tipo de metáforas, pero desde luego en este me han llamado muchísimo la
atención).
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Unas de las viñetas que aparece en Mala semilla. |
Por otro lado, creo que se ha sabido
representar increíblemente bien la
sensación de acoso y asfixia (sobre todo cuando aparecen los pájaros, que
supongo que habrán tenido de referente a la película Los pájaros, de Hitchcock.
Hitchcock a su vez basó su película en la novela corta de Daphne du Maurier, de
1952. Esto último es irrelevante, pero me apetecía señalar que la creadora
original de esa angustia provocada por las aves fue una mujer).
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Una de las imágenes que aparece en Mala semilla. |
El ritmo de la historia es ágil y dinámico,
pero no precipitado. Además, los protagonistas tienen esa chispa de carisma y
entereza que atrae al lector (sobre todo Reece. Me declaro fan de esa mujer).
Por otra parte, esta última entrega sigue
teniendo altas dosis de terror gore; escenas violentas, viscerales y
escabrosas, muy explícitas. (Los dibujos son una pasada, os lo aviso desde ya).
Por último, decir que el final me parece el
apropiado y cierra la trilogía hilándola con el principio del primer volumen.
No se me ocurre un final mejor.
Antes de despedirme, debo añadir que La última cena también tiene un anexo
donde el ilustrador, Juan Ferreyra, enseña algunos bocetos que van acompañados
de breves explicaciones. Además, también podréis leer ¿Los monstruos tienen pesadillas?, un relato de Paul Tobin que
aparece en ese mismo anexo.
En resumen: han sido tres cómics que narran una historia bastante
original, acompañada de unas ilustraciones alucinantes que convierten la
lectura en una grotesca delicia. Recomiendo Colder
a cualquier amante del terror gore, de los cómics y del surrealismo macabro.
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