Reseña de «Mi sombría Vanessa».

 Título: Mi sombría Vanessa. 

Autora: Kate Elizabeth Russell.

Editorial: Harper Collins.

Traducción: Yalimal Vidal Pérez y Eric Levit Mora.

Género: drama, ficción, enfermizo.

Número de páginas: 424.

Encuadernación: Tapa blanda.

Precio: 16’53€.

 

Sinopsis:

En 2017, durante la ola de acusaciones de agresión sexual contra los hombres poderosos, Vanessa Wye se ve envuelta en una polémica. Su antiguo profesor de literatura, Jacob Strane, ha sido acusado de abuso sexual por otra exalumna. El escándalo desencadena en Vanessa una multitud de recuerdos del tiempo que pasó en Browick, un idílico internado en Maine, cuando tenía quince años. Allí, en sus días de estudiante ambiciosa y precoz, mantuvo una aventura con el magnético profesor Strane, que logró persuadirla del efecto irresistible que ejercía sobre él.

Ahora, casi dos décadas más tarde, Vanessa se enfrenta a una decisión imposible: callar y convencerse a sí misma de que su relación con Strane fue consensual, o enfrentarse al trauma que marcó su adolescencia y tratar de reconstruir su vida. ¿Será capaz de negar aquel primer amor y rechazar finalmente al hombre con quien ha seguido en contacto a lo largo de los años? ¿Fue amante o fue víctima? ¿Es posible que el hombre que ella amó y que juró que la amaba, fuera un perverso manipulador?

Alternando entre el presente y el pasado, la memoria y el trauma, los deseo y las emociones de una adolescente al descubrir el poder de su cuerpo, Kate Elizabeth Russell se revela como una magnífica narradora.

Mi sombría Vanessa es una novela de lectura inquietante sobre uno de los debates que mejor definen nuestra época: el consentimiento, la victimización y la fina línea que los separa.

 

Opinión personal:

Qué ganas tenía de leer este libro y cuánto me ha impactado. Cuando publiqué la entrada de mis Próximas lecturas del 2021 (II) hablé de lo importante que me parecía la temática de la novela y que deseaba fervientemente que no me decepcionase. Pues bien, no solo no me ha decepcionado, sino que ha superado todas mis expectativas con creces. No esperaba una historia como esta (y eso que ya llevo unas cuantas obras perturbadoras a mis espaldas).

Puntos negativos:

Solo le he encontrado uno y no tiene nada que ver con la historia. Es algo que me repatea hasta la extenuación: las erratas. No hablo de tres o cuatro a lo largo de la novela, sino tres o cuatro en cada capítulo. Además, eran fallos súper estúpidos que, con una buena corrección, se hubiesen resuelto sin ningún problema (repetición de una misma palabra dos veces seguidas, por ejemplo). Me da una rabia terrible que un libro publicado por una editorial grande —que se supone que tiene los medios para pagar a un corrector profesional—, tenga estos errores tan absurdos. Y más cuando la historia que se está contando es tan impactante como Mi sombría Vanessa. De verdad, es que me revienta muchísimo no poder disfrutar de la historia al 100% por culpa de las repetidas erratas que me sacan de la lectura cada dos por tres.

Puntos positivos:

Una cosa que me ha dejado anonadada es todo el componente psicológico que hay en la novela: cómo está representada la manipulación del abusador a la víctima durante años, cómo se muestra la disonancia cognitiva de Vanessa —por un lado piensa que Strane se está aprovechando de ella, pero al mismo tiempo cree que la ama de verdad y por eso le justifica una y otra vez— y con qué realismo se desarrolla todo el trauma que acaba padeciendo. Vanessa ha conseguido despertarme mucha compasión y una profunda tristeza que me ha acompañado a lo largo del libro. Sobra decir que en ningún momento se romantiza una relación tóxica, sino que se expone un abuso sexual continuado a una menor durante años y todas las consecuencias que ello conlleva para la víctima.

«Me pregunta si estoy a salvo, me dice que lo llame por la mañana, me cuida como un padre, me conoce más incluso que los míos, con los que hablo únicamente los domingos durante veinte minutos.»

Por otra parte, Vanessa y Strane están tan bien desarrollados que me encogían en estómago cada dos por tres. Pocas veces me he encontrado unos personajes tan complejos, pulidos y realistas. Es increíble cómo Strane siempre va un paso por delante de su víctima y las tácticas que utiliza para desconcertarla y que acabe cediendo a su voluntad.

«—No —dice—, no te estoy pidiendo que me perdones. No hay nada que perdonar. Estoy compartiendo esto porque quiero que entiendas que sigo viviendo con las consecuencias de amarte.»

Otra cosa que he de mencionar es la fuerte crítica social que contiene la novela. No solo pone el foco en los agresores sexuales, sino en los profesores y alumnos que, sabiendo la verdad, deciden ignorar a la víctima y proteger al agresor, revictimizando a la persona inocente. Además, también se condena el acoso social en las redes cuando se hacen públicos esta clase de abusos y a los medios de comunicación que se ofrecen de altavoces simple y llanamente para conseguir audiencia, en vez de para ayudar a las víctimas.

Otro punto que me ha parecido maravilloso es que se defienda el derecho a permanecer en el anonimato. Me explico: tal y como dice la sinopsis, cuando la polémica de Strane estalla en las redes sociales, Vanessa se ve en la tesitura de apoyar públicamente a las demás víctimas y salir ella misma del anonimato o quedarse callada para protegerse de la turba popular. En este punto la novela hace reflexionar muchísimo: «¡No juzguéis a las víctimas, decidan lo que decidan!» es el mensaje que grita la autora a través de un potente altavoz escondido hábilmente en la narración.

Asimismo, he de decir que me ha encantado que se muestre a Vanessa en las sesiones con su psicóloga (que también hacen reflexionar mucho) porque ahí es dónde pueden verse todos los miedos y contradicciones de la protagonista y todo el espacio que le da su terapeuta. Es decir, se normaliza la ayuda psicológica (a día de hoy todavía parece ser un tabú).

«—Es que me siento… —Me entierro las manos entre los muslos—. No puedo perder la cosa a la que me he aferrado durante tanto tiempo, ¿sabes? —Mi cara se retuerce del dolor al expresarlo—. Realmente necesito que sea una historia de amor, ¿sabes? Realmente necesito que sea eso.»

Por último, como siempre que reseño esta clase de novelas, me veo en la obligación de advertir que la historia no es para todo el mundo: contiene escenas muy explícitas de abusos sexuales a una adolescente que podrían herir la sensibilidad de algunos lectores.

En definitiva: Mi sombría Vanessa es una obra con una potente crítica social que señala no solo a los agresores sexuales, sino a todos los cómplices que callan para favorecerlos y que condenan a la víctima. Con unos protagonistas complejos y una psicología muy bien llevada, sin duda esta novela conseguirá revolver estómagos y quedarse en la memoria de los lectores.

 

Puntuación: ya sabéis que esta clase de obras nunca las puntúo, pero puedo decir que ha entrado en la lista de mis mejores lecturas de este año.