Dirección: Dorota Kobiela y Hugh Welchman.
Producción: Hugh Welchman, Ivan Mactaggart y Sean Bobbitt.
Guión: Dorota Kobiela, Hugh Welchman y Jacek Dehnel.
Música: Clint Mansell.
Fotografía: Tristan Oliver.
Montaje: Dorota Kobiela y Justyna Wierszynska.
Protagonistas: Robert Gulaczyk,
Douglas Booth, Jerome Flynn, Saoirse Ronan, Helen McCrory, Chris O’Dowd, John
Sessions, Eleanor Tomlinson y Aidan Turner.
Fecha
de estreno: 12 de
enero de 2018.
Hace un par de años —si no recuerdo mal— vi en Facebook un vídeo en el que explicaban
brevemente un proyecto artístico nunca visto hasta la fecha: la primera
película de animación pintada al óleo en su totalidad, realizada por más de 100
pintores. Una película que le haría un homenaje a Vincent Van Gogh, uno de los artistas
más famosos del mundo, cuyo estilo es reconocible por todos.
Sobra decir que cuando vi el vídeo me quedé atónita
ante semejante proyecto y desde entonces he estado esperando para ver la
película. Van Gogh es uno de mis pintores favoritos, así que imaginad mi
alegría cuando el sábado 19 de enero pude ir al cine a ver el largometraje.
Mis expectativas no sólo se cumplieron, sino que la
película me dejó sin palabras. Perdí el hálito. Fue un flechazo directo al
corazón.
Pero, ¿de qué va exactamente?
Loving
Vincent nos sitúa un
año después de la muerte de Van Gogh. Roulin, el cartero que enviaba las cartas
de Vincent a Theo —su hermano— y de Theo a Vincent, le pide a su hijo —Armand—
que entregue personalmente la última carta del pintor a su hermano, ya que
Roulin lo ha intentado sin éxito. A regañadientes, Armand emprende un viaje en
busca de Theo, pero pronto descubre que murió de sífilis seis meses después que
Vincent. Entonces Armand decide enviarle la carta a la viuda de Theo, no sin
antes investigar un poco acerca de la muerte del pintor.
A raíz de aquí, Armand tiene una serie de encuentros
con diferentes personajes que —de forma subjetiva— le van contando sus impresiones
acerca de Van Gogh, de su personalidad, de sus excentricidades y de su muerte.
Armand hace una reconstrucción de los hechos que —según los testigos—, vivió
Vincent el último día de su vida, creando incertidumbres y dudas en el
espectador. ¿Van Gogh se suicidó o hubo algo
más? ¿Qué propició su muerte?
He de decir que yo fui al cine sin saber de qué iba
el argumento. Pensaba que la película sería una biografía del autor desde sus
inicios hasta su muerte, pero la premisa que nos presenta el largometraje también
es muy interesante. Su suicidio no tiene
la función de crear morbo, sino que es la excusa para hablarnos de cómo fue la
vida del artista —mediante flashbacks
en blanco y negro narrados por los distintos testigos— hasta concluir en su
último capítulo.
A mi parecer, ha sido un gran acierto narrar la
historia desde el punto de vista del resto de personajes. Gracias a esto vemos
la humanidad en cada una de las historias
que nos cuentan. Vemos la subjetividad, las opiniones horribles, los
prejuicios, las mentiras —¿Qué versión debe creer el espectador?—, las envidias
y los celos, el acoso y el maltrato en su máximo grado. Vemos también la
compasión, la tristeza, la culpabilidad, la ternura, el cariño y el amor…
Ahora bien, ¿cómo está hecha la película?
Como ya he
mencionado al inicio de esta entrada, el largometraje es una animación pintada
al óleo sobre lienzo (más de 65.000 fotogramas —es decir, cuadros— sobre más de
1.000 lienzos). Para poder llevar a cabo semejante labor, primero se grabó la
película con actores —de ahí que haya un reparto— y después se pintaron los
fotogramas uno a uno por más de 100 pintores utilizando el estilo de Van Gogh. Además,
se ven dos vertientes del mismo estilo dentro de la película: el impresionista
de Vincent en su máximo esplendor —utilizado para narrar el presente— y uno más
realista en blanco y negro —utilizado para narrar el pasado—. Esto se hizo así
porque los directores creyeron que hacer una película únicamente impresionista
sobrecargaría al espectador y podría cansarle la vista debido a los colores
saturados. Y también por otro motivo que comentaré más adelante.
En total se tardó cinco años y medio en realizar la
película (tres para escribirla y desarrollarla, un mes de grabación, cinco de
edición y dos años de pintura).
Y así crearon el primer largometraje de la historia
realizado con estas características.
De izquierda a derecha: el retrato original de Armand Roulin, la copia del cuadro y el actor Douglas Booth caracterizado de Armand. |
¿Qué más tiene de especial?
Pues bien, todos
los personajes que aparecen en la obra existieron de verdad y tuvieron trato
con el artista, en mayor o menor medida. De hecho, Van Gogh los retrató y
gracias a dichos cuadros pudieron caracterizar fielmente a los actores para
después pintar los fotogramas. Además, al parecer dichas personas testificaron
tras la muerte de Van Gogh y sus
testimonios —junto con las cartas que el artista envió a su hermano Theo— sirvieron para hacer la reconstrucción de
los hechos que vemos en Loving Vincent.
Es decir, lo que vemos en pantalla es una de las
mejores reconstrucciones de la vida del pintor que podríamos presenciar, acompañada de una banda sonora maravillosa.
Por si fuera poco, los cuadros más famosos de Vincent aparecen dentro de la propia
película. No me refiero a que hayan dibujado uno de sus cuadros y lo hayan
colgado en una pared del fondo, no. Me refiero a que los escenarios y los personajes SON sus propios cuadros. Por
ejemplo, la primera aparición del Dr. Gachet ES su cuadro El Dr. Paul Gachet (1890). Vemos al personaje tal cual lo pintó el
artista: apoyado en una mesa, con la mejilla reposando en una de sus manos,
expectante.
A la izquierda, el cuadro El Dr. Paul Gachet, (1890). A la derecha, un fotograma de la película donde aparece Jerome Flynn pintado como el Dr. Gachet. |
Pues bien, esto ocurre con infinidad de sus obras. Algunos ejemplos son:
Fotograma de la película donde aparece Douglas Booth (Armand) pintado en un campo de trigo con cuervos. |
A la izquierda, The Café Terrace on the Place du Forum, Arles, at Night, (1888). A la derecha, un fotograma de la película. |
A la izquierda, Marguerite Gachet tocando el piano. A la derecha, Saoirse Ronan pintada como Marguerite Gachet. |
Y esta es la segunda razón por la que mezclaron los
dos estilos artísticos —impresionista y realista— dentro del largometraje: como
querían narrar el presente con el estilo de Van Gogh, decidieron incluir ahí las
copias de más de 90 cuadros pintados por él. De este modo, el pasado quedaría
en blanco y negro y con un estilo un poco distinto para no sobrecargar al
espectador y también para no incluir ahí nada que no hubiera pintado el propio
artista. No querían inventarse sus cuadros, básicamente.
En resumidas cuentas: la técnica al óleo impresiona, maravilla y deja atónito, pero la
historia atrapa, crea dudas, provoca rabia e impotencia. Acaricia el corazón.
¿Recomiendo la película?
Sí. ¡Sí! ¡¡SÍ!!
Por desgracia no está en todos los cines porque no
es una película comercial, pero creo sinceramente que podría gustarle a todo el
mundo (independientemente de los conocimientos artísticos o históricos que se
tengan). Además, siempre se puede aprender algo nuevo y puedo asegurar que Loving
Vincent sorprenderá al espectador de una forma u otra.
Toda la información y las imágenes las he sacado tanto de mi
experiencia al ver la película como de las siguientes páginas web:
Por último, os recomiendo ver el documental de tres minutos que aparece a continuación:
¡Madre mía, qué reseña más currada! Mi tío la fue a ver y salió tan encantado que nos lo dijo a toda la familia xD. La verdad es que no soy muy fan de Van Gogh (y eso que es de mi tierra, jajaja), pero tengo muchísimas ganas de ver la peli porque si hay algo que hechiza de este pintor es su estética. Entre mi tío y tú me habéis convencido. Iré cuando acaben los exámenes. xDD
ResponderEliminarUn beso, bonita. :*
A mí la película me enamoró, de ahí que me haya esforzado tanto en hacer una buena crítica. Nunca había visto nada igual, en serio.
EliminarSerá un dinero bien invertido, ya lo verás.
Un beso, preciosa. :*