Autora:
Eva Baltasar.
Editorial: Penguin
Random House.
Traducción: Nicole
d’Amonville Alegría.
Género:
ficción,
drama.
Número
de páginas: 132.
Encuadernación: tapa blanda con solapas.
Precio: 16’90€.
Sinopsis:
El permafrost es esa capa de la tierra
permanentemente congelada y es también la membrana que cubre a la protagonista
de esta novela. Escrita en primera persona, nos presenta a una mujer en etapa
de formación que se protege del exterior, que percibe la superficialidad en todo
cuanto la rodea y huye de un entorno que nada tiene que ver con su manera de
entender la vida: una madre obsesionada con la salud, omnipresente y
controladora, y una hermana que afronta su convencional existencia con
medicación y un positivismo irritante. La protagonista, que siente pulsiones
suicidas, no permite que nadie se le acerque demasiado, pero al mismo tiempo se
entrega con intensidad al sexo con otras mujeres, a la literatura y al arte. El
pulso entre el hedonismo, los placeres más carnales y la muerte es constante en
esta novela, así como el tono mordaz de una protagonista que desde la primera
página nos gana con su inteligencia y su humor negrísimo.
Repleta de imágenes poéticas, contundentes y
muy físicas, esta novela nos habla del cuerpo, del sexo, del yo; una obra aguda
y directa que reivindica la libertad femenina en el placer y en la soledad.
Eva Baltasar inicia con Permafrost un
tríptico de protagonistas femeninas que quiere explorar distintas etapas en la
vida de las mujeres.
Opinión
personal:
Me encontré con Permafrost en Goodreads y, pese a tener reseñas muy dispares,
decidí darle una oportunidad y probar suerte.
Me ha gustado. No me ha parecido una lectura
excelente, pero tampoco mediocre.
La sinopsis es muy fiel al contenido del
libro —no hay ningún dato exagerado para enganchar al futuro comprador— y, dado
que es bastante explícita, voy a pasar directamente a los puntos positivos y
negativos:
Puntos negativos:
He echado en falta que la obra tuviera una
trama definida y una continuidad. Me explico: conocemos a la protagonista —la
autora no desvela su nombre— gracias a distintas escenas y recuerdos
independientes que se van intercalando en cada capítulo. Reconozco que no es
algo que quede mal —de hecho, creo que de forma objetiva puede favorecer a la
protagonista—, pero a mí, desde mi visión subjetiva, se me ha hecho un poco
raro no tener un hilo conductor bien definido. Qué le voy a hacer, soy muy
clásica para estas cosas.
También me ha incomodado no saber el nombre
de la narradora. De alguna forma creo que lo podría justificar pensando que la
protagonista tiene tan mala concepción de sí misma que no se ve lo
suficientemente relevante como para mencionar su nombre. O tal vez, al estar
narrado en primera persona, Eva Baltasar buscaba que el lector se identificase
—o conectase— más con la narradora sin necesidad de señalarla con el dedo.
(Esto son teorías mías, ojo. Lo mismo la autora no le ha puesto nombre por
cualquier otro motivo). Este hecho me parece que está bien, que combina con la
«estética» de la obra, pero aun así me ha incomodado no saber quién me estaba
contando su historia.
Pero bueno, estos son los únicos dos detalles
que me han chirriado un poco.
Puntos positivos:
Me ha gustado bastante el estilo de Eva
Baltasar. Es directo, contundente, muy explícito y dibuja unas imágenes muy
nítidas con, aparentemente, mucha facilidad.
Otra cosa que me ha encantado es que la
protagonista cumpla su objetivo. Normalmente esperamos ver una evolución en los
personajes que les haga cambiar su forma de pensar, que les abra los ojos, etc.
Sin embargo, aquí la chica no desvía su atención de sus ideas principales y no
para hasta verlas hechas realidad.
También me ha gustado cómo está perfilada la
protagonista. Me ha parecido de carne y hueso gracias a sus miedos, sus
intereses, sus ansiedades, sus mentiras, sus preocupaciones, sus inseguridades,
su impulsividad, su humor retorcido y sus quejas.
Otro punto a destacar es que no me he
encontrado ninguna errata (lo mismo tiene alguna, pero no ha llamado mi atención).
Por último, debo decir que los capítulos son
muy cortitos, por lo que la lectura se vuelve más ágil y hace que quieras
seguir leyendo más.
Ahora bien, no puedo irme sin hacer una advertencia: no
recomiendo que lean el libro aquellas personas que estén pasando por situaciones
complicadas, que sean emocionalmente inestables, impulsivas o que tengan
depresión.
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