Autora:
Moderna de Pueblo (Raquel Córcoles).
Ilustradora:
Moderna de Pueblo (Raquel Córcoles).
Guionistas:
Moderna de Pueblo (Raquel Córcoles) y Carlos Carrero.
Editorial:
Zenith.
Género: cómic/novela gráfica de humor y feminismo.
Número de páginas: 208.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Precio: 14’90€.
Sinopsis:
Moderna de pueblo ha crecido escuchando frases como «eso no es propio de
una señorita», «esa es una guarra» o «el día de tu boda será el más feliz de tu
vida». Pero después de mudarse a la ciudad y conocer a Zorricienta, Gordinieves
y la Sirenita Pescada, va despertando de todas esas idiotizaciones y empieza un
largo camino para desaprender todo lo que nunca deberían haberle enseñado.
Siente que todo lo que ha visto en las películas de princesas y todos los
consejos que ha recibido de sus padres, abuelas o amigas para convertirse en
una «mujer como dios manda» la han intoxicado y se da cuenta de cuánto tiempo
ha perdido en gustar a los hombres y en buscar el amor de su vida.
Por eso, cuando por fin lo encuentra, tiene miedo de dejarlo todo por él y
volver a adormecerse en esas idiotizaciones cual bella durmiente. Si el amor ha
sido el opio de las mujeres, ¿tiene que desintoxicarse de esa droga y dejar su
relación para convertirse en la mujer de sus sueños?
Opinión personal:
Tenía ganas de leerme un libro «ligerito» que me animase el día y este me
pareció una buena opción. No me equivoqué al elegirlo, aunque tiene algunos
peros que más adelante comentaré.
Tal y como explica la sinopsis, la historia nos presenta a Moderna de Pueblo,
una mujer que ha sido educada bajo el sistema patriarcal —como todas nosotras,
vamos— que nos dice que para ser mujeres válidas debemos ser «castas y puras
hasta la sepultura» y cumplir unos cánones de belleza imposibles para la
mayoría. Sin embargo, gracias a sus amigas, Moderna de Pueblo abre los ojos
poco a poco y se da cuenta de que no quiere seguir el camino que le marca la
sociedad (casarse y tener hijos), sino que prefiere dedicarse a su trabajo y a
sí misma.
Puntos negativos:
En algunos momentos, los mensajes que transmitía la historia me han
parecido un tanto impositivos. Esto es mi opinión subjetiva, por supuesto, pero
me ha dado la sensación de se criticaba a las amas de casa y al matrimonio y a
la familia tradicionales como si fueran algo horrible. (La única amiga que
decide casarse y formar una familia es la más criticada por las demás). Y, a
ver, es algo horrible si te obligan a casarte y a ser una esclava del hogar,
pero lo mismo hay mujeres que SÍ que quieren ser amas de casa, casarse y tener
hijos. Y no pasa NADA. Es igual de válido que las mujeres que quieren trabajar,
vivir solas y tener muchos amantes.
Por otro lado, se ha criticado el tema de «para presumir hay que sufrir»
—estar siempre perfecta y adelgazar si se está gorda— utilizando a dos
personajes —Ana y Mía— como representaciones de los trastornos alimenticios
anorexia y bulimia. Ana y Mía intentan convencer a la protagonista para que
baje de peso y así ser socialmente válida, cosa que evidentemente está MAL. El
problema está en que la autora —a mi parecer— se ha olvidado de que la anorexia
y la bulimia son trastornos mentales y las
personas que los padecen no dejan de ser víctimas de los cánones estéticos
que promueve la sociedad. Con esto quiero decir que introducir a dos muchachas
que representan a la bulimia y a la anorexia —no dejan de estar enfermas— para
demonizarlas… bueno. No sé. No me parece lo más apropiado del mundo, la verdad.
Y menos cuando al final del libro, en una de las solapas, aparecen los dos
personajes con el siguiente diálogo:
Ana: ¿Qué te ha parecido el libro?
Mía: Demasiado gordo.
Quiero recalcar que la autora está criticando las locuras que hacen algunas
chicas para verse normativas (dejar de comer, hacer más ejercicio de la cuenta,
etc.), pero creo que no lo ha hecho de la mejor forma.
Puntos positivos:
Hay personajes no normativos que aportan al lector un punto de vista
distinto: Zorricienta es fiestera y le encanta tener distintas parejas
sexuales, independientemente de la etiqueta de «zorra» que le pone la sociedad,
mientras que Gordinieves se quiere y se acepta tal y como es pese a no cumplir
los cánones estéticos. Ninguna de las dos se deja vencer por la presión social.
Es un libro muy ameno. Se puede leer en una o dos tardes.
Creo que no me he encontrado ninguna errata, y eso para los quisquillosos
como yo es un gran alivio.
Personalmente me ha gustado mucho el estilo de las ilustraciones y, sobre
todo, la composición de éstas junto a los textos. No son las clásicas viñetas
rectangulares de los cómics, sino que la composición es más orgánica y suelta,
no está rígida.
Con respecto a la gama cromática, debo decir que es muy amplia y que los
colores, en general, suelen estar bastante saturados. Esto hace que el libro
sea muy colorido y llamativo, con un estilo muy juvenil.
Por eso mismo y por todo lo comentado anteriormente, me parece un buen
libro para adolescentes a partir de quince años, aunque creo que lo podría leer
perfectamente cualquier persona.
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