Autora:
Violeta Otín.
Editorial: Escarlata.
Género: romántica, histórica.
Número
de páginas: 407.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Precio: 17’90€.
Sinopsis:
Britania, siglo V d.C.
Sobre Gweldyr de Demetia circulan muchos
rumores. Sin embargo, lo único que se sabe con certeza es que nunca antes había
abandonado las seguras murallas que rodean su hogar. Cuando su padre le anuncia
que ha sido prometida al poderoso rey de Buellt para sellar una alianza entre los
dos reinos, lo único en lo que puede pensar es en el terror que le va a
provocar salir al exterior.
El capitán de la guardia de Buellt, conocido
como la Bestia, apenas recuerda que una vez tuvo un nombre. Al mando de un
grupo de mercenarios, solo le preocupan dos cosas: evitar que los sajones
crucen la frontera, y que las reservas de bebida le duren, al menos, hasta la
noche siguiente. La nueva tarea que le han encomendado, escoltar a la prometida
del rey, ni siquiera parece digna de él. Acostumbrado a que su desfigurado y
temible aspecto mantenga a todos alejados, al capitán le extraña que la
princesa se empeñe en no apartarse de su lado.
Lo que ninguno imagina es que tal cercanía
puede despertar en ellos sentimientos que jamás creyeron que podían existir.
Opinión
personal:
Tenía bastantes ganas de seguir conociendo
los libros de Escarlata Ediciones y como Hierroy Seda —otro libro de Violeta Otín que publicó con la editorial— me gustó
bastante, decidí comprar Amar a la Bestia.
Al leerlo, me llevé una decepción. Siento
mucho decirlo porque, como ya he mencionado anteriormente, Hierro y Seda superó mis expectativas. Sin embargo, en esta ocasión
ha ocurrido todo lo contrario.
Puntos negativos:
Esto que voy a decir es muy subjetivo y puede
que a otros lectores no les haya pasado, pero la realidad es que me leí la
primera mitad del libro en una tarde porque me enganchó mucho. No obstante, a
partir de dicha mitad la trama fue perdiendo fuelle y se deshinchó. Creo que
esto se debe a que la trama romántica queda relegada a un segundo plano para
dejar paso a una trama bélica que cobra más fuerza en ese punto. Lo siento en
el alma, de verdad, pero hubo momentos en los que me aburrió la lectura.
Además, me he encontrado algunos errores de
estilo y de edición que se le han pasado a la correctora y al maquetador. Me he
encontrado algunas erratas y palabras repetidas en la misma frase, por ejemplo.
Creo que en total había cinco o seis erratas. También he detectado alguna línea
viuda y también huérfana, pero bueno, esto ya es para los súper quisquillosos.
Puntos positivos:
Creo que el principal punto fuerte de la
novela son los personajes principales. Iaran —la Bestia— no está idealizado (ya
sabéis que yo huyo de las idealizaciones). Aunque sí tiene un cuerpo escultural
—cosa lógica teniendo en cuenta que es un guerrero—, no es guapo. De hecho, si
habéis leído la sinopsis, sabréis que su rostro está desfigurado. Además, pese
al mal carácter y los malos modos, se aprecia una personalidad más profunda de
lo que se ve a simple vista. Por otro lado, Gweldyr sí está idealizada
físicamente PERO pese a presentarse como una muñequita indefensa, el lector no
tarda en descubrir que su carácter evoluciona para volverse más responsable,
seria y decidida. De hecho, deja incluso de estar indefensa.
Y esto me encanta. Normalmente suelen haber
dos prototipos de personajes femeninos representados en épocas antiguas: la
joven virginal, ingenua y vulnerable —como Sansa Stark al principio de Canción de Hielo y Fuego— y la mujer de
carácter fuerte, personalidad indomable y unas dotes para la lucha magníficas
—como Arya Stark o Brienne de Tarth—. Sin embargo, pocas veces esas dos
personalidades se mezclan en el mismo personaje. Es raro ver a mujeres a las
que les guste la costura, la educación de la corte y los flirteos y, al mismo,
puedan rajarle la garganta al primer cretino que se les cruce por delante (todo
esto sin estar hiper sexualizadas, quiero decir). En Canción de Hielo y Fuego tenemos a las Serpientes de Arena, que
flaco favor les hizo la serie televisiva (os prometo que las de los libros
molan mucho).
Pero bueno, lo que quiero decir con esto es
que aunque Gweldyr no es una de las Serpientes de Arena, sí que disfruta con
las costumbres de la corte y, al mismo tiempo, es capaz de sacar su carácter y
defenderse ella sola. Y, de verdad, esto es maravilloso. Parece que si sabes
empuñar una espada, después ya no puedes ser femenina y viceversa.
Por otro lado, el estilo narrativo de Violeta
Otín es muy ligero y ameno (sigo pensando que mi decepción viene por la trama
bélica, no por su forma de narrar los sucesos).
Asimismo, en la historia hay momentos muy
tiernos que a los más románticos os pueden gustar mucho. Pero, ¡atención!: el libro contiene escenas sexuales
explícitas y, además, hay momentos violentos que pueden herir la sensibilidad
de algunas personas.
Por último, decir que Violeta Otín se ha
basado en personajes reales para crear los suyos, pero ella misma advierte al
final del libro que se ha tomado muchas licencias a la hora de representarlos.
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