Autor: Koushun Takami.
Editorial:
Booket.
Traducción: José
C. Vales.
Género: terror, drama.
Número
de páginas: 683.
Encuadernación: tapa blanda con solapas.
Precio: mi edición no la he encontrado en tiendas onlines, pero otras ediciones no llegan
a los 10€.
Sinopsis:
En la República del Gran Oriente Asiático
está prohibido el rock, esa música decadente. Los jóvenes crecen en un estado
totalitario y controlador que promueve la competitividad. Como medida de
control de rebeliones, la administración pone en marcha el Programa: cada año,
50 clases de distintos institutos son elegidas para luchar a muerte en la
BATTLE ROYALE.
Los alumnos elegidos son aislados en una
isla. Las normas del juego son estrictas: no pueden escapar, no pueden
contactar con el exterior, y solo puede quedar uno.
Todo está permitido para sobrevivir.
Empieza el juego.
Empieza BATTLE ROYALE.
Opinión
personal:
Antes que nada debo decir que me leí Battle Royale por primera vez en 2013,
cuando por fin se tradujo al español —se publicó en Japón en 1999—, por lo que
esta reseña está basada en la relectura que he hecho del libro este año. Dicha
relectura me imponía cierto respeto, pues con el paso de los años he cambiado
algunos gustos literarios y me he vuelto más exigente a la hora de valorar la
calidad de las obras.
Pues bien, la relectura me ha transportado a
esa primera impresión y el libro me ha seguido pareciendo espectacular. Ahora
bien, le he visto algunos fallitos que en su momento pasé por alto.
Puntos negativos:
Hay algunas erratas, no os voy a mentir. No
me parecen muchas teniendo en cuenta las páginas del libro, pero yo diría que
—a ojo— hay unas diez.
El libro se centra en las tesituras de los
protagonistas —Shuya, Shogo y Noriko—, sin embargo, el lector ve lo que hacen
el resto de personajes y tiene una visión global de la situación. Esto es
bueno, ¿eh? El problema está en que cuando se centra en los demás personajes
secundarios, el narrador cuenta la
vida pasada de esos adolescentes antes de estar participando en la Battle
Royale. Entiendo que forma parte de la creación de los personajes —darles una
vida pasada—, pero no me ha gustado que
el narrador vomite los dramas del resto de adolescentes. Más que nada
porque son secundarios y suelen morir al poco tiempo, por lo que toda esa
información al final acaba siendo innecesaria.
Por otro lado, me he encontrado un par de
expresiones que me han hecho fruncir el ceño: «tortillera» y «marica». A la
primera no le di importancia porque estaba dentro de un diálogo y pensé que el
personaje que empleó ese término simplemente era gilipollas. Sin embargo, con
la segunda la cosa cambia porque no lo utiliza un personaje, sino el propio
narrador. La frase en cuestión es esta:
[…] Aunque
en general su cara tenía un aspecto bastante tosco, prestaba una exagerada
atención a su apariencia personal, y aunque nadie sabía exactamente por qué,
aquel muchacho era conocido… no, había sido conocido hasta entonces como Zuki.
Y, en fin, era…
Marica.
[…]
Cap. 44, pág. 361.
No sé a vosotras, pero a mí ese calificativo
me chirría bastante, sobre todo porque es el narrador quien lo está empleando.
Lo que ya no sé es si esto lo ha escrito el autor tal cual y el traductor se ha
limitado a traducirlo literalmente, o si el autor ha empleado otra palabra y el
traductor lo ha traducido así.
En cualquier caso, también entiendo que la
época en la que se escribió el libro dista mucho de ser la actual, por lo que
ese tipo de expresiones pasaban desapercibidas antaño. Pero bueno, como he
hecho la relectura ahora y me ha chocado, he creído conveniente decirlo.
Puntos positivos:
El
estilo del autor es muy ágil y ligero y, además, los capítulos son muy
cortos, por lo que la lectura pasa volando. Me acuerdo que la primera vez
que leí el libro me duró dos o tres días.
Asimismo, las páginas están llenas de acción (salvo el prólogo y el primer
capítulo, que son introductorios). Todos los momentos de acción están muy muy
bien hechos y me ha sorprendido mucho lo
bien planificada que está la historia.
En la Battle Royale participan 42 estudiantes
y, aun así, no hay dos muertes iguales.
El lector en ningún momento sentirá que la acción se repite: creedme cuando os
digo que hay asesinatos muy originales. De hecho, lo que mejor escrito está de
toda la historia son las descripciones de las muertes que, por cierto, son muy
explícitas.
Por otro lado, el libro tiene clichés: chico
malo sin sentimientos, chica despiadada que es así por culpa de su traumática
infancia, protagonista femenina inocente y dulce que al final saca su lado
fuerte, protagonista masculino que representa al héroe al que todo le sale
bien, protagonista masculino misterioso y enigmático de gran astucia, triángulo
amoroso, etc. (He de decir que mis personajes favoritos han sido los dos
villanos de la obra. Oh, Dios, qué geniales son). No obstante, este es uno de esos libros que tiene unos
clichés bien hechos y que a mí, en lugar de molestarme, me han encantado.
Por último, decir que hay unos puntos de giro
en la trama que, pese a haber leído la historia, me han vuelto a dejar con los
ojos como platos (ya no me acordaba y no me los esperaba para nada). Os aseguro
que están muy bien hechos y pillan al lector completamente desprevenido. Y lo
más importante: están justificados. El
autor NO cae en ningún deus ex machina.
Y para concluir, la crítica social de la obra es brutal y queda patente a los ojos de
cualquier lector. No me parece que haya discursos baratos por parte de los
protagonistas —sí algún comentario, pero están lejos de ser moralina cutre—, lo
cual enriquece la obra.
No me quiero ir sin comentar que me leí Los juegos del hambre antes que Battle Royale (grave error por mi
parte). Los juegos del hambre fue una
trilogía que en su momento me gustó, pero cuando descubrí Battle Royale y lo leí, me indignó bastante que los libros de
Suzanne Collins se parecieran tanto a esta obra de Koushun
Takami. Vamos, es que la idea está calcada del original, lo único que hizo fue
cambiar los personajes e inventarse la trama del gobierno. Pero en fin, aquí
está mi pequeño granito de arena para Koushun Takami.
Puntuación: 8’2/10. Le pondría más nota, pero los puntos
negativos mencionados anteriormente me impiden hacerlo.
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