Autora:
Yasunari Kawabata.
Editorial: Austral.
Traducción: Nélida
M. de Machain.
Género: ficción, drama, LGBT.
Número
de páginas: 209.
Encuadernación: Tapa blanda.
Precio: 7’95€.
Sinopsis:
Impulsado por la nostalgia, Oki Toshio, un
escritor casado, decide viajar a Kyoto para oír las campanas del templo en el
Año Nuevo. Pero además quiere ver a Otoko, antigua amante a la que había
humillado. Todavía hermosa, Otoko, ahora pintora, vive con su protegida Keiko,
una joven amoral, sensual y apasionada de apenas veinte años. Y lo que comienza
como un reencuentro sentimental entre el maduro Oki y la discreta Otoko se
convertirá, por voluntad de Keiko, decidida a vengar a su mentora, en un cruel
drama de amor y destrucción.
Entre la ternura y la obsesión, la serenidad
y el arrebato, Lo bello y lo triste es una de las obras cumbre de Kawabata,
capaz de convertir el mero ajuste de un ceñidor en algo infinitamente erótico y
perverso.
Opinión
personal:
Tenía bastantes ganas de leerme este libro
porque creía que sería una lectura ligera después de Tan poca vida. Sin embargo, no he conseguido sumergirme en la
historia, ni tampoco he podido empatizar con los personajes. La obra, pese a su
corta extensión, se me ha hecho un poco pesada.
Puntos negativos:
Los diálogos me han parecido un tanto
robóticos, poco fluidos y artificiales. No sé si es una percepción subjetiva
mía, un error de la traducción o que el escritor los escribió así, pero las
conversaciones de los personajes me resultaban insustanciales y poco fluidas.
Por otro lado, no he conseguido comprender a
los protagonistas. Con la única por la que he podido sentir cierta empatía ha
sido con Otoko, pero ya está. No he llegado a entender los motivos por los que
Keiko actúa de X forma, ni tampoco los de Oki, que me ha resultado un personaje
de lo más desagradable. (Y, ojo, hay personajes desagradables que son buenos
personajes, pero Oki no me ha parecido que estuviera a la altura).
Además, me he encontrado con algunas
expresiones que me han echado para atrás. Por ejemplo:
¿Era
posible que el pecho derecho de Keiko hubiera perdido ya la virginidad y que el
izquierdo aún no? […].
Pág. 150.
Ya de por sí, la expresión «perder la
virginidad» me resulta desagradable por las connotaciones sociales que tiene,
pero lo que me parece la repanocha es que se atribuya también a los pechos. No
sé, por esa regla de tres, ¿una persona también puede perder la virginidad de
su nariz la primera vez que se suena los mocos? Es que me parece absurdo.
Eso sin mencionar que el narrador se tira
tres páginas hablando de los pezones de Keiko. (Págs. 148, 149 y 150). Esto,
más que erótico, a mí me parece obsesivo. De hecho, se nota mucho que el libro
lo ha escrito un hombre.
Puntos positivos:
He de concederle varios: la ambientación es
buena. No hay exceso de descripciones, pero tampoco faltan. Hay las justas para
que el lector se ubique en un espacio y un tiempo determinado, con las
costumbres propias del país y de su época.
Por otro lado, las descripciones eróticas no
son soeces. Son bastante visuales, pero no rozan la línea de lo vulgar. Sí hay
alguna expresión desconcertante —como la que he mencionado anteriormente—, pero
el escritor no emplea palabras duras. A los lectores que prefieran la
delicadeza frente a la brusquedad en las descripciones, es posible que este
libro les pueda interesar.
En definitiva: me esperaba más de la
historia. Los personajes y los diálogos me han parecido un poco flojos, pero la
novela está narrada con un lenguaje delicado y sensual, y la ambientación es
bastante aceptable.
Puntuación: 5/10.
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