Autora:
Sonia Lerones.
Editorial: Onyx.
Género: fantasía.
Número
de páginas: 402.
Encuadernación: tapa blanda con solapas.
Precio: 16€.
Sinopsis:
Ania está cansada de que ni
su tía ni su abuela le permitan ocuparse del trabajo familiar en una pequeña
pensión. Una noche de lluvia, decidida a demostrar su eficiencia, se encarga de
atender al huésped que espera al otro lado de la puerta. Sin que pueda hacer
nada por impedirlo, Ania es raptada y llevada a una isla flotante en Japón,
donde descubrirá una Posada regentada por una bruja a la que han robado un
objeto de valor incalculable. Desde entonces, busca venganza desesperadamente.
A la espera de ser liberada,
Ania, ahora sin identidad, se ve forzada a trabajar en dicha Posada, donde
sufre un trato horrible por el resto de los criados. Su único consuelo lo
encuentra en Jarreth, el esbirro de la bruja, un mago que poco a poco irá
ganándose su confianza, y tal vez algo más.
Ania sufrirá en sus carnes
lo que significa la traición, el valor de la amistad, la llegada de un amor
inesperado, el poder que reside en uno mismo y el valor que nace de las
situaciones más desgarradoras, y lo hará en un mundo donde los piratas, los
dragones y la magia, serán grandes protagonistas.
Opinión personal:
Este año estoy intentando
leer a escritoras nacionales que estén empezando en el mundo literario, así
como también procuro interesarme por las pequeñas editoriales. La posada Shima fue un libro que, por la
sinopsis, llamó mi atención. Sin embargo, desgraciadamente no ha conseguido
alcanzar mis expectativas.
Dado que la sinopsis es
bastante extensa, voy a mencionar ya lo bueno y lo malo de la novela:
Puntos negativos:
Tiene varios, algunos de
ellos los considero graves. Por ejemplo, la historia empieza teniendo un único
punto de vista —el de Ania—, por lo que el narrador no tiene una visión global
de todo, sino que, pese a ser una tercera persona, se centra mucho en la protagonista.
Hasta aquí todo perfecto. El problema está en que, conforme avanza la trama, el
narrador empieza a focalizarse en otros personajes secundarios y se pierde la
visión principal de Ania. A diferencia de lo que ocurre en Canción de hielo y fuego, donde cada personaje tiene un capítulo
con su punto de vista, aquí el narrador los mezcla dentro del mismo escenario.
Esto me sacó de la lectura varias veces porque en algunas ocasiones no supe
identificar a qué personaje seguía el narrador y me tocaba releer los párrafos
anteriores para poder ubicarme.
Por otro lado, ocurren unos
giros de guion a mitad de la novela que volvieron la historia inverosímil. Esos
giros de guion eran muy forzados y desencadenaban unas casualidades muy poco
creíbles. Siento decir que, a partir de ese momento, la historia perdió mi
interés.
Tampoco he podido empatizar
con ningún personaje. Había uno que al principio de la obra me estaba empezando
a encantar, pero con los giros mencionados anteriormente se desinfló.
Por último —y para terminar
de ponerme quisquillosa—, cuando secuestran a Ania la encierran en una
habitación sin mobiliario alguno. La tienen ahí un par de días y un personaje
le lleva comida y agua. No obstante, en ningún momento se menciona que ahí hubiera
un baño o un orinal. ¿Qué pasa con esas necesidades básicas? Evidentemente, no
hace falta narrar escenas escatológicas, pero sí que creo que obviar ese
detalle es un error. La autora podría haber mencionado de pasada un orinal sin
necesidad de ser explícita, por ejemplo.
Puntos positivos:
No he encontrado ninguna
errata (o por lo menos, no me he dado cuenta de que las hubiera).
La ambientación es
exquisita. Se nota mucho que Sonia Lerones se ha documentado muy bien para
recrear la sociedad oriental (las costumbres, la vestimenta, la comida, etc).
Además, son muy evidentes las influencias que recibe La posada Shima de El
castillo ambulante y El viaje de
Chihiro, así que si sois apasionados de esas historias, esta también os
podría llegar a interesar.
Puntuación:
6/10.
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