Hoy os traigo una entrada un poco distinta a las
habituales y se debe a que me apetece mucho hablaros de mis mejores lecturas de
este año. Sé que aún faltan algunos días para terminar el 2018, pero dudo que
en esta recta final lea alguna novela que supere a las de esta lista. Todas las
que voy a mencionar tienen su correspondiente reseña en el blog, así que me
limitaré a hacer un breve resumen y a comentar por qué me han maravillado
tanto. (Están ordenadas de menos a más, siendo la que ocupa el puesto número
cinco la «peor» y la número uno la «mejor»).
Allá voy:
Nº 5: Sin conciencia, de Robert D. Hare.
Se trata de un ensayo sobre personalidades
psicopáticas, escrito por el mayor experto mundial sobre el tema. Está muy bien
estructurado, con un estilo limpio, explicaciones directas y sencillas. Además,
no tiene tecnicismos, por lo que es apto para cualquier lector. La traducción
es fiel a la voz del autor y se aprecia una edición cuidada.
¿Os gustan las novelas ambientadas en el siglo
XVIII, con una dulce trama romántica y pequeños toques de fantasía? ¡Pues esta
novela está hecha para vosotros!
Los caminos del señor Hancock y de Angelica Neal se
cruzan cuando una sirena llega a manos del protagonista. A raíz de ahí, ambos
personajes evolucionan de manera maravillosa, siendo una consecuencia realista
de las decisiones que van tomando a lo largo de la historia. Por otro lado, la
ambientación propia del siglo XVIII está muy bien lograda, así como las
descripciones. Todo ello está dibujado con un lenguaje elegante y sofisticado
que no pasará desapercibido para el lector.
Nº 3: Sé dónde estás, de Claire Kendal.
El lector acompaña a Clarissa en un viaje aterrador,
donde un psicópata narcisista no deja de acosarla con regalos cada vez más
escabrosos. Efectivamente: no es una lectura agradable. Sin embargo, la
historia consigue atrapar al lector y arrastrarlo al centro del huracán. Con
una documentación maravillosa, Claire Kendal consigue representar con exquisita
fidelidad el acoso más duro y perturbador, así como la personalidad psicopática
de Rafe Solmes.
Por otro lado, los dos narradores de la historia, la
trama y la cuidada personalidad de los personajes hacen del libro una pequeña
joya.
Nº 2: Instrumental, de James Rhodes.
Una autobiografía durísima, desgarradora, muy
descriptiva y acompañada siempre por pinceladas de humor ácido hacia sí mismo. Complicada
de leer, pero muy necesaria para poder empatizar con las víctimas de abusos,
maltratos y violaciones; para poder entender mejor las enfermedades mentales
desde la perspectiva de quienes las sufren y para ser conscientes del
sufrimiento que provocan los actos más horribles del egoísmo.
Nº 1: 3096 días, de Natascha Kampusch.
Natascha tiene diez años cuando es secuestrada por
Wolfgang Priklopil y encerrada en un zulo subterráneo de apenas cinco metros
cuadrados. El lector acompaña a la protagonista en un viaje que durará ocho
largos años, viendo en primera persona los abusos y maltratos a los que es
sometida, sintiendo sus miedos, ansiedades, inseguridades y una parte ínfima de
su dolor.
Aunque parezca un thriller escrito por un autor muy bien documentado, se trata ni más
ni menos que de una autobiografía. Una historia real contada por la propia
víctima. Muy necesaria su lectura para poder comprenderla y, sobre todo, para
no juzgarla.
Por último, dado que a lo largo del año he leído
varios cómics, novelas gráficas y libros ilustrados, quiero hacer una mención
especial a Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Pese a que la historia la conoce todo el mundo, la
edición que hizo la editorial Blume es sencillamente espectacular: papel
grueso, márgenes amplios, maquetación limpia, unas ilustraciones
extraordinarias se descubren en cada página y, al final, una nota de Lewis
Carrol —el autor—, otra de Russell Ash —especialista en historia de la
literatura— y otra de Robert Ingpen —el ilustrador del libro—. ¿Qué más puede
pedir un enamorado de esta historia?
Sin extenderme más, me despido hasta la próxima
entrada.
Felices fiestas.
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